“Tan sensible y descriptivo. ¡Amé las formas e imágenes que venían a mi mente mientras lo leía!”
Alejandra Mantiñan – para el capítulo “El significado de tu camino de desarrollo personal en el tango”
Nota: estos pensamientos son parte del libro Tangofulness: Explorando la conexión, la consciencia, y el sentido en el tango.
Tango – El sentido de la resistencia
Hace algo de diez años, estaba bailando en una milonga. Era una gran noche. Teníamos con nosotros a los campeones de tango de ese año. La sala estaba llena de grandes bailarines que habían venido a ver a los campeones y con la esperanza de bailar con ellos. Se sentía como una celebración de tango.
Como yo estaba en mis primeros años de tango, ver a los campeones bailar justo enfrente de mí me voló la cabeza. Luego de su show, todos nos apuramos hacia la pista de baile, inspirados por aquel profundo sentimiento de conexión que su danza había evocado.
Invité a una mujer a bailar. Comenzamos a caminar. Por un lado, el abrazo se sentía como yo pensaba que debía sentirse. Estoy hablando de mucha presión por parte de ambos lados. Hmmm, eso debía significar que estábamos bailando el verdadero tango, pensé con la mente de un principiante.
Por otro lado, me encontré teniendo que empujar con bastante fuerza con mi pierna de base para que ella se moviera. Y estoy hablando de “nivel CrossFit duro”. Ok, me dije a mí mismo, ahora estamos realmente sintiendo cada movimiento. Luego del baile, estaba por descubrir también que verdaderamente podía sentir cada músculo de mi cuerpo.
Esa fue la primera vez que tuve que detenerme a reflexionar sobre el sentido de la resistencia. Sabía que no me gustaba bailar con mujeres cuyo abrazo se sintiera como el mismísimo viento. Pero por otro lado, prefiero entrenar mis habilidades de CrossFit fuera de la milonga. Me di cuenta de que allí existía una concesión que debía entender.
En este momento, permíteme establecer que amo los balances como herramientas para entender cualquier cosa. ¿Pisar con tus tacos o tus dedos? Existe una concesión allí que hace a la respuesta más fácil. ¿Usar el abrazo en forma de V o enteramente de frente a tu pareja? Hay una concesión allí. ¿Abrir el abrazo o mantenerlo cerrado? Lo adivinaste; hay una concesión allí.
Tomaré un paso más, y diré algo que no puedo probar: no has entendido realmente nada hasta que sabes de concesiones. Las concesiones transforman una respuesta de sí o no, blanco o negro, en un camino personal de entendimiento y libre albedrío. “Espera, ¿qué?” Te oigo decir.
Déjame usar el caso de la resistencia en el tango como un ejemplo. Cuando algunas personas preguntan “¿Debería usar resistencia o no?”, prefiero ir tras la pregunta, “¿Cuánta resistencia es necesaria, y cómo lo decido?”
Una vez más, siento que la respuesta no es realmente una respuesta de “tango”, sino una respuesta “humana”. El paralelo más cercano que he visto a la resistencia en el tango es la resistencia en una relación.
Imagina a dos personas, que llamaremos Cameron y Andy. Cameron acaba de divorciarse y tiene un hijo de tres años. A Andy le gusta Cameron, así que Andy decide invitar a Cameron a salir. Cameron necesita saber si Andy es una persona suficientemente seria como para entrar en una relación donde ya hay un niño, y rechaza la invitación de Andy. Llamemos a eso la “resistencia”. Andy coquetea, intenta de nuevo, y convence a Cameron. Crean una vida feliz juntos, y Cameron ya no necesita someter a Andy a pruebas.
Quiero ilustrar tres puntos con esta peculiar historia.
En primer lugar, si tú has asumido que Cameron era la mujer de la historia, permíteme señalar que Cameron es un nombre unisex, como también lo es Andy. Puede ser que te hayas creado tu propia historia, pero aún así, la resistencia no es un principio específico del género.
El segundo punto de la historia es el siguiente. Un poco de resistencia es esencial porque nos ayuda a entender qué desea la otra persona. Demasiada resistencia y esa persona termina por desmotivarse.
El tercer punto es que a medida que una relación se desarrolla, necesitas menos y menos resistencia para comprender lo que la otra persona verdaderamente desea.
Me acerco de la misma manera a la resistencia en el tango. Cuanto menos conoces a la otra persona, o cuanta menos experiencia tengas, más resistencia puedes necesitar.
Si bailas el rol seguidor, por ejemplo, al aumentar la resistencia que necesitas para moverte, estás consiguiendo dos cosas. En primer lugar, el líder entiende que debe ser muy claro si quiere que tú hagas algo. Simplemente al “forzarlo” a ejercer más presión, puedes forzarlo a ser más claro. En segundo lugar, te das a ti más tiempo para procesar y comprender su intención.
Por otro lado, dado que él necesita más energía para marcar, le estás haciendo las cosas más difíciles. También, lo estás forzando a eliminar ciertos pasos de su vocabulario que requieren más libertad de su parte. No puede realizar esos pasos si necesita enfocarse solamente en los pasos que le permiten aplicar la fuerza que tú estás demandando de él. Dile a dios a los giros con enrosques.
Si esta descripción te hace sentir que de repente tienes a dos personas que, en lugar de estar bailando, están empujándose una contra la otra, entonces has captado uno de los extremos del espectro.
Ahora, imagina el otro extremo del espectro, y conviértete en líder por un segundo.
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Ahora, imagina el otro extremo del espectro, y conviértete en líder por un segundo. Comienzas a bailar, y quieres marcar un cruce, pero con una pequeña sutileza. Quieres que tu pareja cruce con su izquierda frente a la derecha, pero que no cambie el peso a su izquierda. Tu pareja, sin embargo, está actuando como un auto de carreras. Cuando le marcas cruzar, ya está allí haciéndolo todo fácil para ti. Izquierda frente a derecha, cambio de peso, y ya está lista, esperando la marca del próximo paso – qué presencia fluida y carente de resistencia. Tu pareja no te dio suficiente resistencia para comprender la sutileza de tu marca.
Ahora podrías señalar que el problema aquí no es la resistencia, sino que quien sigue, está haciendo los pasos sola o solo. En algunos casos, este es el motivo. Pero imagina que estuvieras intentando marcar el mismo paso a el campeón o la campeona de peso pesado de la resistencia del tango. Dudo que esa persona hubiera cambiado el peso sin haberte hecho usar todos los músculos que desarrollaste en un desafío de 30 días de burpees (si no sabes lo que es un burpee, no te preocupes, sólo reemplaza la palabra por ‘flexión de brazos’). En este sentido, el error puede haber sido que él o ella estaba haciendo los pasos solo o sola, pero lo que no le permitió seguir fue la ausencia de una resistencia intensa.
Como puedes ver, estos son los dos extremos del espectro. Carencia y exceso de resistencia. ¿Cómo elegir?
Encontré una respuesta que funciona para mí. Me di cuenta de que los bailarines avanzados y las bailarinas avanzadas, y los maestros y las maestras, tienden a usar cada vez menos resistencia. Son capaces de entender lo que la otra persona propone con una mínima cantidad de resistencia, por lo que utilizan solamente esa cantidad. Teniendo en cuenta que necesitan proteger sus cuerpos de la sobre exigencia, esto suena a una decisión sabia. La distinción importante es que la comunicación entre dos bailarines, aunque sutil, continúa siendo clara.
Por otro lado, los bailarines y las bailarinas principiantes pueden necesitar más tiempo y una “llamada a la acción” más fuerte para moverse. Aumentar la resistencia podría permitirles entender mejor.
Cuando comprendí eso, tomé una decisión. Continuaría mejorando mis habilidades para poder marcar usando menos y menos fuerza, y enfocándome más y más en entender los signos sutiles de las seguidoras avanzadas y los seguidores avanzados.
Desde el punto de vista de la seguidora o el seguidor, no puedo evitar recordar una aplicación graciosa al principio de arriba que una ex-novia usaba. Aunque ella era conocida por la elasticidad y la suavidad de su abrazo, siempre que ella estaba bailando con alguien que intentaba marcarle movimientos complicados sin realmente saber cómo, ella simplemente elegía transformarse en el equivalente a un burro testarudo. Plantada en el piso, concentrada, con resistencia adicional, se movía solamente luego de que suficiente cantidad de fuerza fuera aplicada e iba exactamente en la dirección en la que el líder verdaderamente la estaba llevando y no en la dirección en la que él creía que la estaba llevando. Eso fue una oración larga, pero no tan larga como se sentía la tanda cuando ella quería demostrar este punto.
Ahora, no te estoy sugiriendo que hagas eso. Tampoco te estoy sugiriendo que no lo hagas. En resumen: depende de ti.
Lo que yo sugiero, sin embargo, es que explores con tus parejas el efecto que genera sobre el baile aplicar menor o mayor resistencia. Y cuando estás en una milonga, y sientes que no entiendes a tu pareja, intenta aumentar o disminuir un poco tu resistencia y ver qué sucede. Creo que la resistencia que necesitas es suficiente cuando puedes entender claramente sin demasiado esfuerzo la intención de tu pareja, independientemente de si estás siguiendo o guiando. Reduce la resistencia al mínimo absoluto que garantice una comunicación clara, pero no más de eso. Quieres saber qué es lo que tu pareja realmente desea, pero no quieres agotarla.
Nota: resistir vs. apretar
Cuando resistes a algo, hay presión. Cuando aprietas algo, también hay presión. Sin embargo, se trata de dos cosas diferentes.
Cuando la persona que sigue proyecta su pierna hacia atrás y luego utiliza esa pierna para empujar el piso hacia atrás, se desarrolla una presión entre su pecho y el pecho del líder, y allí hay resistencia. Cuanto más empuja el piso hacia atrás, más resiste su cuerpo al líder.
Cuando la persona que sigue utiliza su mano izquierda para apretar hacia ella la parte superior del cuerpo de quien está guiando, está creando una presión entre su pecho y el del líder, pero no se crea ninguna resistencia adicional.
Algunos bailarines y algunas bailarinas tienden a confundir la resistencia con apretar; no son la misma cosa, y en muchos casos, definitivamente no tienen el mismo sentido. Cuando yo creo resistencia, si no te gusta toda esa presión, puedes alejarte, y la presión desaparece. Si me aprietas, entonces no hay nada que yo pueda hacer para escaparme, y eso no se siente cómodo. Todavía recuerdo el comentario de una señora que dijo, “Me aprieta tanto que me duelen los pechos. No lo estoy disfrutando.” ¡Auch! Eso tenía que ser dicho, y el líder tenía que oírlo, pero ¡auch!
Una vez más, resistir y apretar: no son lo mismo, y definitivamente no tienen el mismo sentido. Apretar requiere de permiso. Cuando conocí a mi esposa, estaba bailando en una milonga. Un amigo italiano, un chef y tanguero que vive en Portugal, se acercó a mí y me susurró al oído que una mujer estaba preguntando por mí. La miré; ella me miró. No era una mujer alta, por lo que estaba haciendo un gran esfuerzo por elevar su cabeza lo más posible para que yo pudiera verla. Comenzamos a bailar. Cuando mi esposa me sintió resistir un poco mientras estaba tomando un paso atrás y ella estaba yendo hacia adelante, seguimos bailando. Pero, cuando sintió que yo la apretaba suavemente al final del baile, comenzamos una danza que continúa hasta el día de hoy – resistir y apretar, no son la misma cosa. Puedes jugar con resistencia, pero por favor, oh, por favor, solo aprieta cuando hay permiso, sin importar si tu nombre es Cameron o Andy.
Nota: estos pensamientos son parte del libro Tangofulness: Explorando la conexión, la consciencia y el significado en el tango.
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